Desde hace años es tendencia en el fútbol sudamericano el poderío de los equipos brasileños por sobre el resto de los de otros países. A cuestiones de calidad vinculadas con su genética e historia, se les sumaron las altas erogaciones que muchos clubes realizan en cada mercado de pases para quedarse con las mejores figuras del continente e incluso repatriar desde Europa y el exterior. Al respecto, se refirió Andrés Fassi, presidente de Talleres.
“El otro día estuvimos con el presidente y la comisión directiva del San Pablo. Ellos no pueden creer que en Argentina un equipo de Primera División reciba 2 millones de dólares por derechos de televisión cuando ellos, el que menos recibe, son USD 30 millones. San Pablo, por ser un equipo importante, reciben cerca de los USD 70 millones. Son diferencias abismales”, declaró el pope auriazul en diálogo con el programa Futbolémico de Radio Showsport.
Sobre este tema, Fassi ahondó: “No hay forma de que un equipo de Primera División del fútbol argentino reciba menos de 8 o 10 millones de dólares. No podemos recibir 2 millones. Nosotros tenemos que cuadruplicar o quintuplicar los ingresos. Será un desafío y trabajo que tendremos que elaborar entre todos para que eso suceda”.
¿Cuáles son las problemáticas que enfatizan las diferencias entre brasileños y argentinos? Para Fassi son dos: “Las sociales y económicas del país, donde nuestro nivel de ingresos es muy bajo en relación a otros países. Y después todo lo que es la estructura de lo que tenemos que hacer crecer los dirigentes en el fútbol argentino, porque definitivamente tenemos que darle muchísimo más valor”.
A la hora de enumerar las formas para acortar esa brecha de presupuestos, el máximo directivo de la T opinó: “Generando un mejor torneo que podamos vender a nivel internacional. Generando la mejora del país a nivel productividad. Hay más de 15 millones de abonados en cables, pack fútbol y distintas estructuras. La gente paga ese segmento especial y eso no va al fútbol, eso queda en el camino, queda en negociaciones, estructuras y una industria paralela. Realmente los clubes reciben muy poco del beneficio que genera el producto fútbol”.