No importa cómo esté Golden State Warriors, una mala racha no alcanza como antídoto para su veneno. Es simplemente letal cuando se lo propone y la NBA se rinde eternamente a sus pies. No hay forma de evitar que sacuda cualquier oposición cuando la pelota cae en sus manos. Aún cuando todos saben lo que él va a hacer, muy pocos, o casi nadie, puede evitarlo.
Stephen Curry le arrebató el partido a Phoenix Suns con un triple desde 10 metros cuando restaban apenas 3 segundos en el reloj e hizo volar por el aire a la Bahía de San Francisco.
Curry sabía que todo estaba diseñado para su lanzamiento final, también los Suns conocían a la perfección que la pelota iba a caer en las manos del base de los Warriors, porque el reloj ahorcaba y el juego estaba 112-110 a favor de Phoenix.
Con 3.3 segundos por jugarse, su compañero Brandin Podziemski puso el balón en juego alejado de la línea de triples, Bradley Beal buscó cortar la línea de pase, no llegó y la pelota cayó en las manos de Curry, que después de dejar atrás del defensa de Kevin Durant, sacudió su lanzamiento ante el intento desesperado de Devin Booker por evitar que el 30 de Golden State ejecute su obra de arte.
“Es el mejor jugador que jamás haya lanzado. Entonces, ya sabes el resultado después de eso”, se lamentó el Booker. Y después Kevin Durant fue muy claro en su mensaje: “Si le das una oportunidad, ya se está relamiendo. Sigo pensando que podríamos haber hecho ese robo de balón. Es una jugada difícil, es verdad y también es cierto que jugadores así geniales… Es el mejor base de la historia y Top 5 de todos los tiempos”.
Cuando le preguntaron al propio Curry cómo había ejecutado ese lanzamiento, ya que estaba casi de espaldas cuando tomó la pelota y se dio vuelta para sacar el tiro, el base de los Warriors, contestó sin dar demasiadas explicaciones técnicas: “Fue sólo memoria muscular para lanzar. Se vive con eso”, aseguró segundos después de la bomba que le dio la victoria a su equipo por 113-112.
Fue una noche en la que Stephen Curry se robó todas las miradas, no le dio espacio a ninguna otra estrella en la noche de San Francisco. Es que cerró una planilla con 30 puntos con solo dos tiros libres lanzados, 9 triples, 9 rebotes y 6 asistencias. El último de esos triples que acertó fue el décimo tiro ganador de su carrera con cinco o menos segundos por jugarse. Es tan contundente en los momentos de definición que dejó sin efecto los 71 puntos que sumaron entre Devin Booker (32), Kevin Durant (24) y Bradley Beal (15).
Stephen Curry dejó en claro una vez más que siempre será el líder de su equipo y que é es capaz de poner a rugir el lujoso Chase Center de San Francisco. A poco más de un mes de cumplir 36 años, el 30 de los Warriors promedia más de 28 puntos y en febrero está en seis triples por partido con casi un 48%. Llegó en este mes (seis partidos) tres veces a un mínimo de nueve lanzamientos de tres puntos acertados.
Los Warriors pasan por su mejor momento de la temporada y se concentran definitivamente en tratar de llegar al play in. Golden State ganó cuatro partidos seguidos y seis de los últimos siete. Por primera vez desde el 25 de diciembre están en el 50% de victorias (25-25). Haber recuperado a Draymond Green y conseguir que defensivamente se vuelvan más fuerte con Gary Payton II. Y, lo más importante, tienen Curry, que ha metido 72 puntos con 20/32 en triples en los dos últimos encuentros. A los 35 años, su magia permanece intacta.